Cuentame sobre la historia de la santa Biblia de Sadrac Mesac y abednego

La historia de Sadrac, Mesac y Abednego se encuentra registrada en el Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento de la Biblia.

En el capítulo 3 del libro de Daniel, se relata que Sadrac, Mesac y Abednego eran jóvenes judíos que fueron llevados al exilio babilónico junto con el profeta Daniel. El rey Nabucodonosor II había conquistado Jerusalén y había llevado cautivos a muchos israelitas a Babilonia.

El rey Nabucodonosor era un hombre poderoso y ordenó que se construyera una estatua de oro de 27 metros de altura. Luego convocó a todos los gobernantes, jefes, gobernadores y grandes en la tierra para que se reunieran en la llanura de Dura y adoraran la estatua que él había erigido.

El rey decretó que, cuando se escuchara el sonido de diversos instrumentos musicales, todos debían postrarse y adorar la estatua. Aquellos que se an a hacerlo, serían lanzados en un horno de fuego ardiente.

Sadrac, Mesac y Abednego, fieles a su fe en el Dios de Israel, se on a adorar la estatua. Su devoción y obediencia exclusiva al único Dios verdadero los llevó a desafiar el edicto del rey, sin importar las consecuencias.

Unos de los asistentes del rey informaron al rey Nabucodonosor de la negativa de Sadrac, Mesac y Abednego a adorar la estatua. Esto enfureció al rey, quien convocó a los tres jóvenes y les dio una última oportunidad para que se postraran ante la estatua.

Sin embargo, ellos respondieron con valentía y dijeron: "Oh, Nabucodonosor, no tenemos necesidad de responderte en este asunto. Si es así, nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo y de tu mano, oh rey. Pero si no (quiere librarnos), sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua que has levantado".

Enfurecido, el rey ordenó calentar el horno de fuego siete veces más de lo habitual y mandó a lanzar a los tres jóvenes en él, atados de pies y manos. Sin embargo, cuando los hombres que llevaron a Sadrac, Mesac y Abednego al horno se acercaron, fueron consumidos por las llamas debido al calor extremo.

Pero para sorpresa de todos, el rey incluido, cuando el rey Nabucodonosor miró dentro del horno, vio a Sadrac, Mesac y Abednego caminando en medio del fuego, sin sufrir daño alguno. Incluso notó que había un cuarto hombre en el horno, que parecía un ángel o incluso una figura divina, acompañando a los tres jóvenes.

Lleno de asombro y reconocimiento, el rey Nabucodonosor llamó a Sadrac, Mesac y Abednego a salir del horno y elogió al Dios de ellos, diciendo: "Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, que envió su ángel y libró a sus siervos, que confiaron en él; y desatando el edicto del rey y entregaron sus cuerpos, para que no sirvieran ni adoraran a ningún dios, excepto a su Dios".

Como resultado de este acontecimiento, el rey Nabucodonosor emitió un decreto que afirmaba la grandeza del Dios de Israel y ordenó que nadie hablara en contra de aquel Dios, so pena de ser destrozado.

La historia de Sadrac, Mesac y Abednego sirve como un recordatorio de la lealtad y la fe en Dios, incluso en las circunstancias más desafiantes. Muestra cómo estos jóvenes judíos se mantuvieron fieles a sus creencias y confiaron en que Dios los salvaría, sin importar las consecuencias. También revela la grandeza y el poder de Dios para proteger y liberar a quienes le sirven con sinceridad.